martes, 23 de septiembre de 2008

Por pensar demasiado, vuelvo a considerar que quizás tenga actitudes autistas, hipótesis posible desde hace unos años. Repaso las versiones que escuché hasta ahora: algunas dicen que los autistas son almas que dudan en el momento de nacer. Otras, que alguien afuera no lo desea, entonces el niño lo percibe y se trauma desde la panza. Nace sin quererlo y decide hacer de cuenta que no existe, que nunca nació. Dicen que el núcleo de ser autista reside en no desear estar en la tierra, como si la existencia llegase de afuera y a los golpes.

Cuando estamos en la panza percibimos todo lo que pasa en el óvulo materno, algo así como nuestro alrededor. Que se nos pega todo lo que pasa en el cuerpo de nuestra madre cuando habitamos ahí, que ya nacidos absorbemos lo que vemos y tocamos como una esponja. Que nacemos sabios (con resabios de sabiduría que traemos de algún otro lugar no terrestre) y en algunos casos con facultades extra sensoriales que el mundo exterior nos incita a perder. Dicen. Y a mí me resulta que sí, que quizás sea así, que puede ser.

Leo sobre pedagogía y teorías sobre la educación: me interesa mucho. Demasiado. Me cuestiono la enseñanza desde otro lugar, voy hacia el principio, la génesis macro, lo que estuvo ahí desde el principio de la civilización moderna hasta acá, la normativa pedagógica que sigue teniendo lugar y ya ni siquiera cuestionamos por hábito y porque lo conocido nos da seguridad (aunque hace rato que no funcione así). Eso que ahora nos es natural, en algún momento no lo fue. Tuvo que construírse a contracorriente.
La teoría me da un marco necesario y útil para pensar la realidad que se relaciona con tantísimas cosas con las que al principio no pareciera, pero sí, e incluso me impulsa a escribir, genera algunas ideas. Es interesante, simple y actual. Y lo simple dicho en términos reales, no habla de facilidad ni de aburrimiento.

Pienso: en arte, salvo algunas excepciones, nada es absolutamente actual. Se encuadra en una dimensión que trasciende la realidad pura, en un plano hipotético, subjetivo. Irreal.
En educación la realidad está basada en la(s) vida(s), los sujetos y en la realidad. Se trata de gestar pensamientos, de nutrir ideas: así de importante y dramático. La verdadera vocación pedagógica es tan pura como necesaria. Las hipótesis siempre se entrelazan con la realidad, es inevitable, lo hacen y en ese hacer son modificadas por el todo. La educación es un arte. Un ready made del presente que nos hace mirar para observar y hacer algo con eso.
En cambio, en el arte abstracto siempre hay algo por explorar. Es un juego que no termina, siempre hay alguien que llega mas lejos que otro a quien es necesario alcanzar para pertenecer a ella, para seguir la historia, para entenderla. En arte (y en su nombre) se dan luchas que crean abstracciones enormes, interminables, inexplicables, hermosas pero vanas ilusiones para el hombre que sí es real. Eso sí: todo pasa rápido (como pasa el tiempo en la era postmoderna), pero muchas veces pasa sin fundamento. Voluptuosas, delirantes e ingeniosas corrientes artísticas recorriendo el mundo porque sí, la belleza de lo moderno y del sinsentido (a veces), el reinado de lo estético y unos cuantos filósofos queriendo teorizarlos, explicarlos, vincularlos con algo que muchos llaman ¨el todo¨ y que no sabemos bien de qué se trata realmente (¿porqué no ser un poco más realistas?). Bien: hace muy poco me enteré de que Kant también escribió sobre pedagogía y que su texto fue clave para la concepción que se tenía de ella cuando estaba por terminar el siglo XVIII.

¿A quien no quisieron disciplinarlo alguna vez? ¿a quien no lo burlaron en el colegio?

En la educación se trabaja con seres reales, se está en contacto absoluto con la realidad. (concebida, incluso, como totalidad). Aun así, es puro movimiento librado a varios azares. Educar al pueblo es tan necesario como alimentar a los ciudadanos, por decir algo, no sé.

A veces el arte abstracto se me hace agua, espejismo, adicción, ilusión, puro vaciamiento. Me quedo pensando, por ejemplo, en ¿cuantas veces nos enamoramos de/ por/ a causa de una ilusión? ¿qué nos pasa con las (nuestras) ilusiones? ¿acaso la educación –vista como necesidad / deseo propio u ajeno- no se ve motivada por alguna de ellas?
Pienso.

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