domingo, 28 de septiembre de 2008

De porqué las experiencias urbanas me son tan importantes (1).

Miércoles a la tarde. Tengo que hacer trámites por San Telmo. Espero el 24 porque me acerca un poco mas, pero intuyo que hay algún otro motivo por el cual descarto la idea de viajar en subterráneo. Claro, como para dudar. Hace calor y en el subte la humedad se condensa, se respira peor (estoy tan acostumbrada a todo eso). Pero igual, no es. Estoy apurada, salí tarde, tengo que reordenar el día pero mi instinto me dice tomate el 24 porque viajar en colectivo, siendo primavera, es casi lo opuesto a viajar en subte. Arriba del colectivo hay ventanas y las ventanas dan a la calle y en la calle pasan cosas y esas cosas pueden verse por las ventanas, por los ojos. Quiero decir, uno como pasajero está en contacto con lo que pasa en el exterior mientras viaja y eso cambia el trayecto cuando, es decir, es partícipe y comparte lo que está pasando mientras mira (ej si hay un choque o demora en el tránsito, uno esta ahí, no escapa a eso), se puede mirar todo, lo mismo que cuando una camina desde arriba, se pasea sin caminar y sin cansarse. Pienso en todo esto cuando el colectivo espera la señal sobre diagonal norte y florida. Miro gente cruzar desde mi palco quieto del asiento de atrás de todo a la izquierda (que es, por lo general, uno de las ubicaciones del colectivo que más prefiero y que justo me tocó en este viaje). Alguna vez dije que ¨pasear es andar en colectivo¨, y en especial cuando es primavera. Llego a mis coordenadas y bajo: casi diez cuadras derecho por México. Camino hacia la derecha, me olvido de la dirección. Cada vez que estoy en San Telmo me pierdo. Me recuerda ciertos momentos de mi infancia, uno en especial. Mientras cenábamos con mis viejos en un restaurante después de pasear por la feria, tuvimos una charla sobre el tópico ¨porqué las cosas son de una manera y no son de otra¨. Creo recordar, incluso, la pregunta que motivó esa charla: ¿porqué tengo pelo castaño y no rubio? ¿porqué no tengo los mismos ojos que papá y se parecen más a los de mamá? ¿porqué, eh, porqué? tendría 7, 8 años, a lo sumo 9, y hostigaba a mis padres con ese tipo de preguntas. Papá empezó a hablar de la arbitrariedad del destino, fue una larguísima y exepcional charla; algo que me hizo cambiar la mirada sobre algunas cosas, empecé a pensar de otra forma que hasta ese momento no concebía. Ahora, ya de grande, cada vez que voy a ese barrio tiendo a perderme. Me acuerdo de algunos casos: entrevistas de trabajo, fiestas, algún recital, unas cuantas por equis motivos que ahora no me acuerdo.
Después de caminar seis cuadras por México empiezo a sospechar que no voy en la dirección correcta. Recién entonces me fijo la numeración. Lo compruebo. Me tomo un taxi por un poco más de diez cuadras, pero le pido que me deje antes de cruzar la avenida, total ya estoy cerca. Llego, hay poca gente y los trámites se hacen rápido. A la vuelta, tomo Paseo Colón hacia el bajo, convencida de que es para ese lado. Llego a una estación de servicio y aprovecho para mirar mi guía de calles: apoyo la espalda sobre una pared y acepto que otra vez estoy yendo para el lado opuesto (a esta altura ni siquiera tengo voluntad de enojo). El cielo está radiante. El tiempo siempre fue un tema difícil, pero a veces tengo suerte. Antes no soportaba nada de eso. Ahora quiero disfrutar. Chequeo mi guía T y averiguo como volver: el 24 pasa por Perú (nunca me acordé que para el 24, ambos direcciones coincidían en esa calle). Lo tomo en una esquina, creo que la de Independencia. Después de dar unas vueltas, toma una calle tipo avenida que me recuerda a la Peatonal de Gessell. Me acuerdo que una vez, llendo a un museo en La Boca me perdí en esa misma avenida. Ya casi sé que no estoy llendo hacia donde debería. Me entretengo mirando por la ventana, pero ahora tensionada le pregunto a una chica para donde está llendo, me contesta que para el lado de Avellaneda. Otra vez. Me bajo y pregunto en un quiosco, cruzo a la parada de enfrente y pasa justito. El colectivo está casi vacío. Se desocupa un asiento individual y saco del bolso el mismo libro que leí de ida. Vamos a tomárnoslo con calma. Me da el sol casi directo. Me pongo a leer sabiendo que tengo un trayecto importante, y que un mensaje de texto alivia con que mi próxima actividad se retrasó 45 minutos. Apenas me baje del 24 tengo otro viaje en colectivo y después otro en el subte D, antes de volver a casa por última vez. La liviandad del día que empezó tarde, disminución de trabajo, el clima templado: detalles enormes que facilitan las cosas. No son detalles. Paseo desde arriba por un barrio desconocido en una tarde de primavera incipiente. Me siento una turista.

sábado, 27 de septiembre de 2008

¿Porqué todos hablan de venderse a sí mismos últimamente?

martes, 23 de septiembre de 2008

Por pensar demasiado, vuelvo a considerar que quizás tenga actitudes autistas, hipótesis posible desde hace unos años. Repaso las versiones que escuché hasta ahora: algunas dicen que los autistas son almas que dudan en el momento de nacer. Otras, que alguien afuera no lo desea, entonces el niño lo percibe y se trauma desde la panza. Nace sin quererlo y decide hacer de cuenta que no existe, que nunca nació. Dicen que el núcleo de ser autista reside en no desear estar en la tierra, como si la existencia llegase de afuera y a los golpes.

Cuando estamos en la panza percibimos todo lo que pasa en el óvulo materno, algo así como nuestro alrededor. Que se nos pega todo lo que pasa en el cuerpo de nuestra madre cuando habitamos ahí, que ya nacidos absorbemos lo que vemos y tocamos como una esponja. Que nacemos sabios (con resabios de sabiduría que traemos de algún otro lugar no terrestre) y en algunos casos con facultades extra sensoriales que el mundo exterior nos incita a perder. Dicen. Y a mí me resulta que sí, que quizás sea así, que puede ser.

Leo sobre pedagogía y teorías sobre la educación: me interesa mucho. Demasiado. Me cuestiono la enseñanza desde otro lugar, voy hacia el principio, la génesis macro, lo que estuvo ahí desde el principio de la civilización moderna hasta acá, la normativa pedagógica que sigue teniendo lugar y ya ni siquiera cuestionamos por hábito y porque lo conocido nos da seguridad (aunque hace rato que no funcione así). Eso que ahora nos es natural, en algún momento no lo fue. Tuvo que construírse a contracorriente.
La teoría me da un marco necesario y útil para pensar la realidad que se relaciona con tantísimas cosas con las que al principio no pareciera, pero sí, e incluso me impulsa a escribir, genera algunas ideas. Es interesante, simple y actual. Y lo simple dicho en términos reales, no habla de facilidad ni de aburrimiento.

Pienso: en arte, salvo algunas excepciones, nada es absolutamente actual. Se encuadra en una dimensión que trasciende la realidad pura, en un plano hipotético, subjetivo. Irreal.
En educación la realidad está basada en la(s) vida(s), los sujetos y en la realidad. Se trata de gestar pensamientos, de nutrir ideas: así de importante y dramático. La verdadera vocación pedagógica es tan pura como necesaria. Las hipótesis siempre se entrelazan con la realidad, es inevitable, lo hacen y en ese hacer son modificadas por el todo. La educación es un arte. Un ready made del presente que nos hace mirar para observar y hacer algo con eso.
En cambio, en el arte abstracto siempre hay algo por explorar. Es un juego que no termina, siempre hay alguien que llega mas lejos que otro a quien es necesario alcanzar para pertenecer a ella, para seguir la historia, para entenderla. En arte (y en su nombre) se dan luchas que crean abstracciones enormes, interminables, inexplicables, hermosas pero vanas ilusiones para el hombre que sí es real. Eso sí: todo pasa rápido (como pasa el tiempo en la era postmoderna), pero muchas veces pasa sin fundamento. Voluptuosas, delirantes e ingeniosas corrientes artísticas recorriendo el mundo porque sí, la belleza de lo moderno y del sinsentido (a veces), el reinado de lo estético y unos cuantos filósofos queriendo teorizarlos, explicarlos, vincularlos con algo que muchos llaman ¨el todo¨ y que no sabemos bien de qué se trata realmente (¿porqué no ser un poco más realistas?). Bien: hace muy poco me enteré de que Kant también escribió sobre pedagogía y que su texto fue clave para la concepción que se tenía de ella cuando estaba por terminar el siglo XVIII.

¿A quien no quisieron disciplinarlo alguna vez? ¿a quien no lo burlaron en el colegio?

En la educación se trabaja con seres reales, se está en contacto absoluto con la realidad. (concebida, incluso, como totalidad). Aun así, es puro movimiento librado a varios azares. Educar al pueblo es tan necesario como alimentar a los ciudadanos, por decir algo, no sé.

A veces el arte abstracto se me hace agua, espejismo, adicción, ilusión, puro vaciamiento. Me quedo pensando, por ejemplo, en ¿cuantas veces nos enamoramos de/ por/ a causa de una ilusión? ¿qué nos pasa con las (nuestras) ilusiones? ¿acaso la educación –vista como necesidad / deseo propio u ajeno- no se ve motivada por alguna de ellas?
Pienso.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Con mi psicóloga estamos de acuerdo en que ahora soy la que elige mi realidad, entonces no hay demasiado a lo que oponerse, ni otros que interpretar, que aguantar ni que dejar hacer.
El presente simple y tan claro que da miedo y, a veces, risa. Es la revolución de la forma, la revelación del presente. La reversibilidad que trae otras miradas atrás, escondidas: la rebelación de lo atemporal e impalpable que para cada uno es diferente. La valentía y el derecho de elegir ser.
Pienso en forma versus contenido. Maravilla de revolución.

¿gloria o empatía?

Extrañamiento: mi psicóloga me halaga.

fetiche de la semana

no puedo dejar de mirar corpiños en las vidrieras.

(le siguen las medias de colores y las rayadas, por default)

viernes, 12 de septiembre de 2008

Dicen que viajando se fortalece el corazón

Y dicen que desde lejos todo se ve mejor.

Pero no voy a contar nada hasta que vuelva.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Oh,

jureemos con gloria morir.

domingo, 31 de agosto de 2008

A veces cuando estoy a punto de decir algo, se me olvida. Me pasa seguido. Cuando estoy recién despierta, en la cama se me ocurren cosas, ideas de todo tipo. Son aleatorias: no las manejo, me vienen. Una vez que estoy levantada, apenas adopto la posición horizontal, se esfuman. Hago infinidad de cosas para acordarme, pero una vez que me reincorporo a mundo no tiene caso, estoy afuera. La gravedad de la cama lo puede todo. Al principio atribuía mi desconcentración a otras cosas, pero todavía no se bien porqué. Quizás eso otro influya.
Las hijas de mis vecinos de abajo gritan demasiado. Ya me aprendí sus nombres: Agustina y Antonella, la que más habla. Me pregunto cuál de ellas será la mas fuerte. Apenas alguien grita o se queja, se desencadena el caos familiar: madre, padre, hermana y abuela. Suelen ser insoportables. Solían. Por momentos lo fueron. Hasta que empecé a aceptarlos y parecieran gritar menos en consecuencia. Como si la actitud de ellos dependiera en algún punto de la mía, pero en modos invisibles, porque no me conocen. Yo sólo los cruzé alguna vez en la calle. Los reconocí por las voces. Raro. Un pingpong de las emociones entre vecinos. Ni siquiera compartimos el mismo departamento. Viven en un PH a dos puertas de la de mi casa, su patio es amplio y se escucha cuando gritan. Casi siempre se escucha. A veces hacen asaditos los domingos, cuando yo me escapo a lo de mis viejos a pasar el dia. La pareja que vivió en este departamento durante más de dos años lo comentó a mis padres y a la portera. Me enteré tarde.
En uno de los momentos mas caóticos post mudanza, mis vecinos vivían peleando. Durante todo ese tiempo estalló la furia familiar: peleas a los gritos a la madrugada, días de semana. Pensé en volver a mudarme, varias veces lo pensé. Poco después apareció un personaje nuevo: la voz de la abuela, madre del señor. Hubo peleas cuñada-suegra, madre-hijo, padre- hijas, abuela-nietas. Golpes y llantos. Gritos de niñas desconsoladas. Puteadas de voz ronca. La disfuncionalidad argentina hecha realidad familiar.
Sus voces funcionan con mi pensamiento: los pienso sin querer y aparecen. Como actores que esperan el momento exacto para salir a escena. Mi pensamiento es su pie.
Hace un tiempo, mi madre me comenta algunas tácticas para mejorar las relaciones que ilvolucran el pensamiento como motor de la energía. Las pruebo. Creo que funcionan. Los escucho poco. Un milagro. Hay una energía que se propaga siempre y cuando sepa cómo conservarla. Mi casa parece incluso más limpia, más ordenada. Pienso en la idea de casa como santuario propio, como lugar que habla de uno. Empiezo a notar esa importancia que tienen los vecinos y qué rara es la relación con ellos de por sí, mas allá de comportamientos y formas de ser de cada uno. Hablo de la relación (no solo) geográfica de la vecindad: ¿en qué consiste? ¿cómo se construye? ¿cuales son los límites? y si hay algo que me molesta de ellos ¿qué es lo que me están reflejando de mí?

Hace un rato, pasó algo en la calle. Gritos y mas gritos. Estuve a punto de bajar. Sé que fueron estos vecinos, lo presiento. Eran sus voces. Una mujer que repetía ¨hijo de puta¨, ¨devolvela¨, traela para acá¨. Era la madre, la mujer de este tipo, el golpeador, el borracho, el padre de las nenas.

viernes, 29 de agosto de 2008


Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan

para que no las puedas convertir en cristal.

ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.

ojalá que la luna pueda salir sin tí.

ojalá que la tierra no te bese los pasos.

ojalá se te acabé la mirada constante,

la palabra precisa, la sonrisa perfecta.

Ojalá pase algo que te borre de pronto:

una luz cegadora, un disparo de nieve,

ojalá por lo menos que me lleve la muerte,

para no verte tanto,

para no verte siempre

en todos los segundos,

en todas las visiones:

ojalá que no pueda

tocarte ni en canciones.




Silvio Rodríguez

¨Ojalá¨
Hoy estamos invisibles

(entre tantas otras cosas)

jueves, 21 de agosto de 2008

las cualidades del tiempo
cambian
se amontonan

como la ropa en las sillas
de mi monoambiente

miércoles, 20 de agosto de 2008

hola

soy nosotras, pienso.
Se me ocurren estas frases sin sentido como queriendo decir algo importante. En realidad, me sale mucho el sinsentido, aparece seguido, me sale bien. Coincide con una revuelta interna, con muchos cambios, fuera de ellos no tendría sentido. Y realmente siento que no soy una, que soy nosotras. y esas nosotras no parten de mi. Se comparten. Las comparto con otros u otras. Todavía no sé bien con quienes.Esta deformación que tiene lugar en mí es tan hermosa como incómoda, tan liberadora como inoportuna. Eso último, en especial.
Es como deformarse siendo observada por millares de ojos curiosos hasta el cansancio (el pecado de mirar lo que no se debe, lo ajeno). Me siento tan privada de mí que ya no soy la misma: renuevo mi casa por dentro y me transformo. El circuito cambia: se airea, vuelve a elegirse, se marea, se siente centro de atención, se incomoda. A veces toda seguridad pareciera extinguirse.
La vida como un juego de ping pong, el destino como la pelota que se tira y luego vuelve con la misma intensidad. No se sabe exactamente como va a volver, se puede intentar presentir, programar. Cuando algo particular nos sacude, es la pelota que está volviendo. Pero cuando la realidad interna cambia, es como si la pelota de ping pong hubiera caído ahí: en la superficie de la raqueta, en algún punto de ella. La molestia nunca es fortuita. Es espejo de otra cosa. Esa cosa es interna. El propio reflejo en el espejo provoca infinidad de sentidos, ideas, emociones. Todos somos reflejos. Algunos lo son más con otros, por infinitos motivos que se reflejan entre sí. El poder es tan impersonal como esa pelota. Transcurre como la felicidad o la tristeza. No le pertenece a nadie, pasea invariablemente por sobre todos nosotros o ¨todos los otros¨. Es nada más que un proceso.
Como el trayecto de una pelota que se traslada de un lado a otro. Es un estado de fulgor. De ¨entrefuerzas¨.

anoche, por msn

el- ¿te gusta el dolor?

yo- depende.

martes, 19 de agosto de 2008

Ufff...

Todo a nuevo. La posición de los muebles en la casa, la carrera nueva, los proyectos nuevos, el viaje.
Mucho de todo esto pasa como si fuera impersonal, como si desde algún lado le estuviera pasando a cualquier otro. A cualquiera, menos a mi. Mejor dicho: yo soy cualquier otro, cualquiero otra. Da lo mismo, parece. Estoy afuera, como un comodín. Como si ¨fuera¨, pero sin ser. Desde afuera.
Incapaz de cargar mi realidad entera. De entenderla. Todo a nuevo y yo también. Pero no tanto. En la fachada, como si pensara distinto. Como de mentirita borro el pizarrón y hago de cuenta que vuelvo a empezar cuando en realidad no entiendo lo que es empezar de nuevo. Lo siento, lo veo. Parte de un caos enorme, cierto engaño que intento aceptar para quedarme con alguna certeza que no. No se. De golpe, las necesidades viejas. Como después de un desmayo en cuyo lapso no dejaron de agolparse cosas, sucesos de cuya realidad no sé.
Pierdo el hábito, me siento lisiada de palabras. No sé si caí o me autoconvencí de haberme caido, cuando en realidad nada de eso pasó. No se si fingo como un niño finge fiebre para no ir al colegio y para ser creíble tiene que sostener esa ficción (como cualquier otro que lo cree). Eso también es una pérdida. El fingir marea.
En realidad, creo que se finge porque se siente que ciertas partes de la realidad son una ficción extrema. Que es así o que mi mirada las transforma. Tan mareada o desaprendida, lisiada reaprendo a moverme como si me hubiera olvidado de como hacerlo. Y en verdad, así lo creo. O quiero creerlo.

sábado, 14 de junio de 2008

Nada disfruto más que dormir. Hace varios días que me pasa, y es un poco preocupante. La distancia con otras cosas se me hace tan grande que ya nisiquiera dudo entre esa y otra opción, solo dormir y no pensar en nada. Hoy, hace un rato, apenas despierta vinieron algunas oraciones, como si estuviera escribiendo un post o un cuento en mi cabeza, pero mucho mas ordenado y preciso que de costumbre. Pienso, redacto resumo las ideas principaes en ese estado de placidéz lleno de culpa. Intento levantarme varias veces, pero el cuerpo no responde. Hace frío (mi casa es chica y dejé la estufa en pioto porque ayer hacía calor). Deduzco la hora, deben ser las once masomenos. Es Sábado, pero siento culpa (como tódos los Sábados en los que me despierto tarde). En ese estado de ¨entresueño¨ o como se llame, me viene un resúmen de las ideas principales de momento, de la semana. Pero vienen claras, ordenadas, redactadas. Todo en mi cabeza mientras quiero levantarme y me hundo en la cama una vez más. Pienso en todos los ¨no puedo¨ que útimamente son tantas cosas, más autoimpuestas que ajenas. Entonces empieza ese círculo de endogamia o encierro, que es como el de hundirme en a cama con esas dos sensaciones que parecen tan opuestas, pero que una no excluye a la otra. Pienso en los mails que tengo que contestar y no puedo, en los llamados que tengo que hacer y tampoco. Sé que todo depende de mí, que parte de la organización y eso genera más culpa, a veces. Hay mas cosas que no encajan en ese ¨todo¨ que está dado asi, por si solo. No puedo escribir, no me salen las ideas que quiero expresar y si salen, son otras cosas. El tiempo se va en cosas que no puedo agarrar mientras intento convencerme de que nada es necesario.
Suena el teléfono. Es mamá, que llama por el tema de la tele y yo aunque no lo dije, esperaba su llamado. Voz de ultratumba, respondo temblando por el frío. Me cuenta que con papá decidieron traerme la tele de lacasadelossueños y y llevarse una de las de su casa para allá, porque en a tele de allá desde lejos no se escucha y yo aca no nescesito parlantes porque se escucha desde todos lados. Le respondo que sí, que estoy de acuerdo, que una semana más, todo bien. Mamá me pregunta si estoy bien y respondo que sí, que con frío, recién me levanto, etc. Corto y me vuelvo a acostar. Me pregunto porqué estoy tan cansada, de qué y pienso en todos los cambios que fueron intencionales y en los que se tuvieron que adaptar a los primeros porque no había más remedio. Incluso así, nada es ideal. Esto de vivir y trabajar en un mismo lugar, que aunque sea provisorio, cada día que pasa confirmo que no me gusta, que necesito estar con gente aunque a veces quisiera todo lo contrario, que ningún extremo está bueno, que necesito esperar y que eso es lo que más me cuesta. Lo hablé tanto en terapia. Mientras tanto, los halagos de mi psicóloga que se repiten hace tres sesiones me levantan un poco el ánimo, pero no dejan de ser raros. Me alegra, eso sí, que nos estemos entendiendo. Y eso no implica que el proceso deje de doler, sino que hay más empatía y otro lenguaje que acepta que ella me haga comentarios sobre mi nuevo color de pelo, o que me queda bien con y sin lentes porque sin resalta mis rasgos y que tengo lindos rasgos, me dice. La última sesión con esa metáfora del espejo fue muy productiva, pero intensa. El Jueves con mamá, después de ver teles, la invito un café y le cuento. Hablamos mucho de todo, su opinión es muy necesaria en general, pero en especial cuando estoy así. le cuento incluso lo de E., lo del miedo y el cansancio y la sensación de no llegar nunca. Me dice que está bien que sea así, todo parte del cambio, que sino sería tan fácil cambiar. Pero aunque sus palabras tranquilicen, siempre pregunto lo mismo, como un acto reflejo de tantas otras charlas que terminaron igual, con la misma pregunta, para quedarme aun mas tranquila. Pregunto.

-¿Para vos está bien, digamos, lo que estoy haciendo ahora? ¿que tengo que hacer sino?
- Si hija, ya te dije. Laburar y laburar con vos, con la gente, con todo. No hay otra forma de cambiar.


Así terminó ese día. Hace un rato, por teléfono, le conté que había tenido un sueño y me contó el suyo.
Las dos soñamos con bebés: ella con uno real, que se iba gateando y no lo podía alcanzar. Yo con uno de plástico, muy parecido a uno que tenía cuando era chica, pero que sangraba. Bajaba unas escaleras, lo dejaba en la puerta de una especie de salón antiguo y subía. Alguien me llamaba y golpeaba la puerta y sabía que era por lo del bebé, que tendría que dar una respuesta. Pero yo no quería saber nada, no sabía que contestar y, entonces, me encerraba.

miércoles, 11 de junio de 2008

Estoy harta de estar al final, hasta de la burocracia, de las falsedades, de la gente que se cuela en todas las filas, para todo De haber vivido exigiéndome cosas que no podía, de flagelarme durante muchos años haciendo cosas para que oeros me quieran. Ahora y desde hace un rato que no hay chance de volver a eso. Ni a una marioneta semejante. Ni a tanta impulsividad distorsionada.
Haga como haga las cosas que hago y quiero hacer y en las que creo, las voy a seguir haciendo. Ciertas verdades no pueden ocultarse durante tanto tiempo. Tengo el pelo mas rojo y lentes de contacto. No puedo volver a hacer ciertas cosas. No soy la misma. Otros siguen siendo mejores, hasta que yo al fín sea (ni mejor ni peor, lo que soy, que es mejor). Estoy hinchada y el cuerpo me pesa. Me voy a dormir.

Azar

Momentos en los que ciertas cosas me superan (pero no tanto como antes). El no saber.
La enajenación, la insatisfacción y la autoexigencia son tres caras de la misma moneda.

lunes, 9 de junio de 2008

Ese aparente tsunami de recuerdos de la semana pasada que no supe ni pude expresar como en realidad lo hicieron las fotos y las canciones por sí mismas, cuando me acordaba todo eso que se ligaba cona A., mi amiga que viajó y de quien volví a saber. Conectarme después de todos esos recuerdos, manteniendo todas nuestras distancias. Sin que nada se convirtiera en símbolo de otra cosa relacionada con la melancolía ni que signifique nada que hubiese querido volver a vivir, la acción que se produjo fue la de remitirme con alegría, de una vez, al presente. Pero no a cualquiera: a uno mejorado por el pasado. A uno renovado y limpio que no quiere volver a recordar así, en la misma dirección ni con la misma intensidad, que no lo necesita porque siente (o, mejor, sabe) que falta mucho por vivir y que lo mejor todavía no llegó, pero hay que hacerle lugar para que aparezca (sino, capáz que no viene porque piensa que no hay lugar y nada que ver).
Me deshago de los restos y los miro agradecida, pero mas por haberme dejado este presente que todavía no conozco, que voy descubriendo y haciendo mientras vivo, aún cuando intento decirlo con palabras inadecuadas, edulcoradas como ahora. Las dejo salir, es una manera más de vaciarse. Porque para llenarse primero hay que vaciarse y para vaciarse hay que saber o expresar (de las tantas maneras posibles). Y lo que se expresa se sublima, se transforma y sale de uno. Es como un eco, no importa la intensidad ni la forma. Emitir un sonido que se amplifica en el aire. Ni las cosas ni los que las significan son las mismas en pleno proceso de transformación: las palabras y todo lo que designan tiene un peso menor, como si hubiesen lavado de sentido, porque a veces los hechos importan mas que las palabras y son tan poderosos y mudos que no peuden decirse. Lo real se eleva por encima de lo que fue y en ese acto rejuvenece y se libera. Se transforma (ahora no está tan cerca e invisible: se aleja y se puede ver mejor). Claro, las reacciones no pueden sejar de ser viejas (son como espejusmos, primitivas), pero nada importa como antes, ni de esa manera. Es real y tanto mejor, fruto de intentos, de trabajo intenso sobre y con uno, es experiencia del desnivel (el propio y todos los ajenos que se vuelven uno y la experiencia). Es lo invisible entre lo visible.
El poder objetivar como lo mejor que podía pasar, aunque no tenga ni pálida idea de adonde pueda llevarme (¿alguien lo supo, lo sabe?): descartar lo que sí sé que ahora no va, que no hay manera o aunque sea un intento mas (pq todos sabemos cuando algo no va y cuando da para un poco más), lo que por pereza arrastré durante ese lapso de tiempo y se adhirió de tanto estarse ahí, sin saber que función cumplámos el uno para el otro (la cosa para conmigo y viceversa). También me doy cuenta de que si no está puede venir otra cosa mejor y así desapegarse de lo viejo que no entiendo, desambiguar y, de la manera mas global posible, simplificar. Esa limpieza que agiliza los procesos y nos descubre mas livianos, mas tranquilos y mejores.
Pero antes no era, no pudo ser antes, porque tenía que ser otra cosa para que después venga lo que es ahora. Y aunque me enrosque al querer decirlo, contradiciendo la idea, prefiero hacerlo con las palabras por fuera que reproducirlas por dentro. Una vez más y como sea, hay que simplificar.

martes, 3 de junio de 2008

Un clavo saca otro y así (no hablo de chicos precisamente, sino de cosas). Chiches tecnológicos + la vida + circunstancias en general. Focalizar una y otra vez hasta darse cuenta lo importante, mientras escribo bajo el tinte que puedan dar las primeras canciones de Dark side of the moon, de Pink Floyd. Acordes malgastados (también por dentro) y ataques adolescentes contra uno mismo. Casualidades que no lo son, como el reencuentro con Mecha en un 168 un Jueves a la noche hace masomenos un mes, la charla casual que me alentó a dar S. y A. del A. y ahora como se puede mientras todavía me adapto al ritmo de Salguero capicúa, mientras algunos amigos se reciben, otras reciben becas y se van a Francia, otros ganan premios y yo me emociono. Aparece la idea de autogestión con la pequeña S., ese sueño algunas veces charlado, difícil ero no imposible. Propongo ver, con tiempo. S. es amiga de la vida y, a veces, cuando hablamos me resurgen imágenes de ese antes por instantes (incluyo la despedida de A., todo ese pre Israel, todas esas noches por las esquina de Flores, los recuerdos de A. se potencian justo ahora pero ella está tan lejos, somos y fuimos tan distintas, tan la antítesis que genera misterio que, ¿para qué? para algo existen los recuerdos inevitables. Creéme, los mas fuertes estan por Flores.
Espero el cambio. Una y otra vez al punto cero. Transmuto. Sueño cosas imponentes y pienso una vez mas en la teoría de las vidas pasadas porque es muy improbable que alguien toque el piano y recrée un ambiente clasicista con letra inglesa justo en esa hora de la mañana. No sé. Me aparecen imágenes del C.B.C ., como si fuera poco. Por momentos creo haber readquirído el rol de retroceder (emotions included) y eso presupone varios mieditos. Incluso esa actitud cambió, y por completo. Ya casi nada representa ni es lo mismo que antes. Se nota. Incluso a niveles profundos. Me da miedo, me libera, me confunde. Llas madres jóvenes pasan con sus carritos de bebés, aunque sean las once de la nochede un día cualquiera. Ahí, una baja un poco y empeiza a ser quien es posta.

jueves, 22 de mayo de 2008

Tengo todos mis cuadernos de los últimos diez años amarrados a una bolsa, guardados en un rincón de mi ex habitación, en mi éx placard que ahora se va llenando de pinceles y maderas, maderitas y cuadros. Un atelier de la madre que ahora, además de pintar cada vez mejor, hace cositas en cerámica.
El Domingo pasado, como hasta ahora todos, almuerzo -merienda- cena en casa de padres y aprovechar para traer cada vez mas papeles para intentar seleccionar lo que se que no puedo, porque me voy a terminar trayendo todo, aunque sean cosas del secuntdario para mis alumnos, para mis futuros alumnos textos de historia, no sé. seguro que sirven y otros no los quiero tirar, ¿justo a mí me dicen? en esta casa llena de objetos sin sentido y cada vez mas cosas y cositas, en este museo- casa que ustedes crearon con plena conciencia, ustedes quienen que justamente yo tire algo qu saben que no voy a tirar?
Bueno.

sábado, 17 de mayo de 2008

Viernes, 20:15 hs. Recorrido almagrense en busca de algún lugar nuevo de depilación. Tan desesperada, que no me dí cuenta de las cuatro peluquerías que tengo enfrente y cuya depilacion todavía no probé podían salvarme(dos de ellas porque me deprimen un poco y son atendidas por hombres).
Sé que es tarde, pero siempre está la salvadora de Gascón y Sarmiento, aunque sé como depilan ahí y prefiero evitarlo. Voy directo -y al fin- al Lorena Brenta que descubrí a una cuadra y media de casa. Cuando paso por enfrente veo el cartelito y pienso ¨tengo que probar ahí, a ver que onda, espero que sea la hermana de Mónica -Brenta, la famosa cadena- y que sepa depilar bien, que valiente Lorena que se puso local propio. ¿como habrá sido la historia? ¿serán hermanas?, ¿habrá pica entre Mónica y Lorena? etc¨. Toco timbre, me responden que hasta las 19:30, que mañana también abren. Necesito ahora. Camino hasta Gascón, paso por Disco y, por las dudas, cruzo Corrientes a ver si está abierta la otra pelu que probé algunas veces y normal. Siempre hay alguna depiladora que una prefiera mas que otra, aunque sepas que te charlan y a veces esperan respuesta o te tratan de usted y no da tratarte de usted en esa situación. Vuelvo a cruzar Corrientes y ahi estoy. Mientras espero, veo pasar a Barbi, que ni me ve. Me acuerdo que ella me recomendó la de Gascón y Humahuaca pero estaba en una situación como esta y vino a esta. La veo cuando está por abrir la puerta de calle. Le grito pero no escucha.
Me llaman. Me atiende la misma señora de la vez pasada. Paso.

-¿que te hacés, mami?
-media pierna, cavado y axilas.
- bueno, esperame que ya vengo.

Hay algunas tarjetas con poemas de amor en la pared. la que llego a leer habla del milagro de tener un hijo. Arriba tiene una máscara de cerámica con brillitos.
Me pongo a pensar en la incomodidad de ¨esa¨ espera. Me acuerdo de que justo lo hablamos el Lunes con P. y S.,: la charla banal para tapar ese momento, los temas del ¨mientras tanto¨, la situación entre íntima y común.
Apenas llega con la cera me atajo con lo de los pelos finitos pero ¨larguitos¨, pensé que con la pinza alcanzaba masomenos. No sé que me pasó (y es verdad), anets me crecían normales, mas cortos, etc. No me acuerdo que me dice, creo que nada. Me aguanto la cera aunque queme demasiado. Dos veces levanto como reflejo la pierna porque me quema, en los tobillos. Cuando termina, hago un comentario tipo ¨que suerte, no mas pelos¨ y me pregunta si estoy tomando pastillas anticonceptivas. ¨Porque eso opuede influír en las hormonas¨.
- Ahh -me quedo pensando-. No sabía. Voy a averiguar.
- Bueno bebé, te espero afuera.

No sé. Extraño a Mónica Brenta. Era como mas anónimo.

jueves, 8 de mayo de 2008

Miedo a dormir por la pesadilla de ayer: algo heavy, con las drogas. Una familia que no conozco me drogaba contra mi voluntad y yo que tenia miedo de no poder escaparme. hoy en un viaje escribí dos poemas, uno de mujeres en una sala de espera. El miedo a los 26 y todo ese mambo de la responsabilidad, del tiempo que pasa y la edad, de sentirme siempre un año menos que el que porto y toda la enorme búsqueda de las palabras para decirme que no encuentro (y hasta cuando vas a seguir buscándolas?). el otro poema sobre mujeres de todos los tipos: las metas cumplidas y las que todavìa no, las que se agregan cuando crecemos, las que logran y las que esperan y eso que escuché en el Mc Donalds de Colegiales (charla de jovencitos) de que para las mujeres es jodido todo después de cumplir treinta. Esa noche apenas llegué a casa lloré como media hora seguida o màs y le dije porfavor, si me estás mirando ahí ariba, necesito que me presentes alguien de verdad, vos sabès, antes de que sea demasiado tarde. De no ser así, creo que ahí si habría que tomar serias medidas. Ahora tambièn, pero hasta dentro de no mucho, creo.

Escucharlos a ellos

no carece de sentido.
Ah, me teñí de rojo y me abrí un facebook. Y nada, está bueno...

p.d.: ¿alguien puede explicar este ataque de adolescencia tardía?

miércoles, 30 de abril de 2008

Las partes filosas

así como en los dias pardos
ilegibles como ahora
se revierte la consigna
cotidiana pero nueva
las partes se desdibujan
así como un cuerpo entero
se disuelve abandonado
en una cama desierta
mientras piensa en el olimpo,
la marea

ya no llamo tanto amigo
al débil que se encandila
con las luces de artificio
y de repente se ausenta
como limpiándose el cuero
de la brea
como llevándose lejos
ya estoy grande para eso
pasé por ahí hace tiempo
cuando todo era distinto
me fuí desinteresando
y hoy lo miro sin cuidado
como si fuera mas vieja
pero siempre una pendeja
que destiñe sus pestañas
y su pelo que marea
una mata de inocencia
congelada
de violencia sublimada
ínfima que nulamente
espera como si fuera
un tren que está por pasarle
a cualquiera

ahora si es necesario
con lágrimas en los ojos
puedo decirte consejos
tratando de no temblar
me canse de perdonar
como de casualidad
aunque no haya perdonado
ni aunque lo haya intentado
de verdad
tratando de salvar algo
que no se podía salvar
la eterna comprendedora
que no puede despejar
tampoco puede ordenar
ningun fin de los que adora
y se lamenta por todos
los que se ausentan de ella
y se destiñen con ella
pero aún sin darse cuenta
la están haciendo estallar
hasta que por fin saltar
hacia afuera
sea la solución plena
milagro de primavera
interna


tus estrategias encrispan
me dan naueas que lastiman
se revuelven en la mente
que parece no pensar
pero piensa con cuidado
(creo que voy a bajar)

si no brillo incandescencia
como los que allá flamean
es porque no me interesa
para mí ya no es brillar
escalar y hacer de cuenta
ademàs estoy afuera
desde hace nunca tiempo
cansada de vueltas tuercas
que resuelven no llegar

ya te dije varias veces
no tengo mucha paciencia
ni me gusta la violencia
porque aunque a veces parezca
ese ya no es mi lugar
e involucro a la sapiencia
para pedirle decencia
mucho menos si algo de eso
refleja alguna entereza
que no es esa, la verdad

mas bien quiero estar afuera
para despuès volver a entrar
sueño que voy a llegar
adentro está lleno de gente
no se puede, no hay lugar
todavìa falta un rato
creo que voy a esperar

sábado, 26 de abril de 2008

Y pienso también en los pequeños gestos, en esas caras, ese egstito mínimo o esa mirada como revirada que pone una amiga en particular cuando dice algo así como íntimo que yo no puedo reproducir nose porqué (y no porque sea limpia o pura o nada). En esta imposibilidad de salir un sábado a la tarde como éste y en la endogamia, mi pelo revueltísimo que no puedo dejar de tocar mientras escribo y no puedo arreglarlo ni nada, como si diera lo mismo, tan´poco femenino sin puntos medios y siempre leonamente rebelde pienso en la caída del sol y enc asa como un hueco semioscuro, semivacío y lindo (lindo, tambien, para pensar, para reflexionar y después hacer), en haber descubierto hoy lo bien que me queda la remera celeste (no suelo usar ropa de colores claros) y en la imágen de la pileta de la cocina llena de objetos, envases vacíos y algunos restos de comida y cosas a la que siempre tengo ganas de sacarle fotos porque suele haber una luz amarilla hermosa que brilla y porque casi todos los días, aunque cambie lo que haya encima de la mesada y varíe el orden de las cosas, es la imagen perfecta del desorden cotidiano (interno/ externo). Mi pelo sería otra imágen, pero mas del desorden irremediable y molesto, de lo disfuncional hecho (casi) carne. Ah, y esa especie de reproche o bronca o miedo a la exclusión que da escribir un post como estos tantos no recibir comentarios o muy pocos porque lo que decís a nadie le interesa y sie stás queriendo transmitir algo te falla y hay tantos, tantos que.
Te afecta como de costado pero menos que antes, obvio. Porque es así. Esas cosas pasan.
p.d.: lo más importante está en el post anterior.

Reflexión blogger

Vuelvo a la fucking fiebre blogger (mal). Esto de leer blogs encadenados, unos tras otros, esto de querer postear cosas que no tienen mucho sentido, ya no da. No puede ser tan adictivo a esta altura de la historia de la com de masas y en general, de la vida de uno. Ayer soñé algo que tenía que ver con los blogs y la censura.
Alguien muy cercano a mí leía todos mis blogs y mencionaba los post mas íntimos. Hacía comentarios puntuales sobre cosas que me avergonzaban y yo em quedaba ahí, quieta. Me acuerdo que me sonrojaba, pero no decía nada. Sentía verguenza y un poco de bronca. Quizás radique en que hay gente que sabe relatar muy bien lo íntimo y no le importa, en general, las consecuencias. También pasa que algunos textos son mucho mejores cuando al que los escribe ¨no le importa¨. hay algo que fluye ahí, a veces, con lo que uno se identifica y comenta.
A veces leo posts ficcionales, otros reales, de actualidad, bien escritos, despreocupados, personales, impersonales, interesantes, ficcionales y/o no. Opiniones políticas, debates, estudios de campo, poemas, cuentos, diarios. Algunos (los que pertenecen a amigos o a gente cercana) por algún motivo chocan mas. Leer post de gente que forma parte de esta maquinaria, leér esas experiencias que fueron narradas o contadas en vivo y en directo o por teléfono (o no), ver esos relatos que fueron íntimos, desgenerarse en la letra y hacerse públicos. No lo digo por ningun post ni blogger particular. No sé. A veces tengo la sensación de que todo es demasiado íntimo y eso genera en mi mente una inmediata imágen de perversión y, en consecuencia, miedo (de máquina perversora que termina cagando todo lo que uno hizo con alegres e inocentes ganas de experimentar). Es muy probable que sea una opinión personal. Uno (casi) siempre hace las cosas por algo y las deja de hacer por otras cosas. Pero, a ver, cuando el mecanismo es muy obvio y uno se engancha y mira todos los que estan inmersos en el y por algo uno no puede, genera cierta molestia, un/ cierto tipo de impotencia. También los hay que ni se lo plantean y, con más razón, les sale bien.
Hay algo en esto de contar lo íntimo que por un lado me invita y por otro me choca. Será por eso que en mis épocas de blogger empedernida terminé varias veces escribiendo textos que nunca publiqué y que archivé en el word y que quedaron ahí para alguna ocasión, para quien sabe cuando, porqué y como. Y es raro, porque por esa época o incluso antes, empezé a escribir algo que tiene mucho que ver con este blog. De alguna manera fue la génesis, y la base de la trama que nombré nace de experiencias propias, íntimas, lo cual también tiene que ver con los ensayos bloggers (digo ensayo como podría decir experimento, eso). La pregunta que aparece es ¿pará que relatar lo cotidiano? ¿sólo porque muchas veces es bello y va con ciertos cánones estéticos contemporáneos o hay algo más? ¿tiene que ver la catarsis -sí, la aristotélica- (simplificando, para que se entienda) ¿con el exibicionismo? ¿ o con ambas? ¿qué pasa con todo eso? ¿para quién escribe uno, me pregunto? ¿se puede escribir pensando, sin querer o queriendo, en los posibles lectores o en los comentarios? ¿se puede eludir completamente todo tipo de recepción?
Bueno, parece que me fuí al carajo sin darme cuenta (esto empezó siendo un tipo de catársis pero terminó en un amplio cuestionamiento que me excede). De todos modos, siempre me tienta un poco hablar de mí misma y de lo que me pasa y hacer de eso algo interesante o bello. Pero siento que casi nunca lo logro. En serio.
Volviendo a todo eso: ayer cambié la posición de la cama por recomendación de mi analista, aunque es cero funcional (quizas por eso lod el sueño, quizas nada que ver). Ayer pude con tres bolsas del súper, incluso todas en una mano y el celular en otra, alternando un poco las cinco cuadras. Me suele la rodilla izquierda de la parte de adentro y no tengo idea del motivo. Ahora me voy a leér unos libros que me presto papá. Ah, papa, gracias por las entradas para la feria y gracias por ser como sos. Quizá hoy pinte ir. Quiero estar afuera.

jueves, 24 de abril de 2008

Abu: Al final me pongo a escribir pensando en vos.
Quiero terminar con lo que sea que estoy intentando escribir para lo de la Brecht de una vez por todas. Al fin conociste mis vicios. Ya pasaron las dos semanas cinéfilas, igual. Viste como funciona? Después me normalizo un poco. La semana anterior empezó el malestar pero ya se fué, se va llendo de a poco.
Esa semana coincidió con la segunda del Bafici que, a la vez, a esta altura d mi vida es tan simbólico que no puedo dejarlo pasar. Hay momentos de exasperación, pero menos. Eso de lo que hablan en sociolinguística, la diglosía aparece y se va y voy como pudiendo pensar antes de decir o hablar. Qué cosa eso, no? porque no soy tonta, soy exasperada (ojo, digo soy, no estoy) y eso va como en aumento aunque se alterna con momentos de mucha paz. Si abu, soy rara. Viste cuando uno pone una comida fría en el microondas (ponele, una tarta congelada) y cuando la sacás tiene partes calientes y otras frías? Bueno, así está mi cabeza. Ah, ya pedí un turno con el oftalmólogo. Quiero volver a los lentes de contacto. Hace un par de horas: un preocupacional. Todo muy rápido. La foto me salió con los ojos cerrados y estoy muy pálida. Es que casi no almorcé. Perdon por prender tantos sahumerios y el hornito para esencias, la velita se consumió y ese olor feo todavía no se fué.
En el colectivo, super, subte, cine, me suceden una tras otras escenas de nenes que me gritan al oído o me golpean sin querer, parejitas que se besan y todo eso que vos sabés o debés ver y leér en mi mente. a veces me sale un suspiro ahogado, parecido al tuyo. Bueno, ya se que hace unos días eso empezó la sucesión de mensajitos a la mañana y a la noche, esos saludos híbridos, tiernos y, porque no, un poco insistentes. Como a mitad de semana, entrar y salir del cine respondiendo y reírme sola mientras leo ¨saliendo de jugar al paddle: winerrrr total¨ en medio de una peli de Herbert, un director que me encanta. Pensar, claro, lo diferentes que somos y hacerme la interesante con los que están, los conocidos y los que no, total ellos también y cada uno tiene lo suyo no?. Ya nunca ver películas tranquila porque ese es un estado imposible ahora. Y respondo tres veces que estoy en cine, calculale veinte, cuarenta, una hora y sí, empieza y termina tarde, que sí, que todavía estoy aca, me encontré con alguien, dale te aviso, abrazo y besito para vos, gracias por lo de linda y dale, arreglamos para el viernes, que descanses vos también, dormí bien, y vos? qué suerte, tuve un sueño raro, si, buenas tardes bombón, que duermas lindo, dale, a qué hora pasás? besito, ya estás en la puerta? ok, ahí bajo.
Nada que ver con mis ex ni con todo eso de arte. Vamos a ver. Ahora que lo pienso, a vos te caería bien (si hubieses conocido a otros mejor ni hablemos). Hablando de ex´s, no te preocupes si me pongo a llorar mientras cocino o si suspiro tres o más de tres veces seguidas (como que implosiono por dentro), es que todo tiene que ver con otras cosas que me pasan, que me pasaron hace mucho y vuelven a mi mente como un camino sin salida. Ya sé que a veces no como bien y sí tambien se que estoy flaca, me lo dicen mucho últimamente. No te preocupes abu, que no me voy a desmayar. Enserio.

lunes, 21 de abril de 2008

Porque sí

No puedo relatar nada porque todo esta pasando ahora.

p.d.:
Gracias a los de siempre.



Abu: espero que no te ofendas por lo que voy a contarte. La mesita esquinera es hermosa, realmente, pero como mesa de comedor no sé si me sirve tanto. Quiero decir: la miro y de tan linda me hace acordar a vos. Esa mesa donde desplegabas los canutillos para hacer collares o crear objetos que -dichos ea de paso- alguna vez pensé en vender (al menos como idea) en ferias de diseño o museos. Lo dijo papá cuando mudamos todo, el primer día, y viste que papá sabe mucho de maderas y de muebles. Te acordás? los de Vera los hizo el. Dijo ¨es funcional y bonita¨, refiriéndose a la mesa. Al principio pensé ¨nada que ver, se nota que es vieja y no va con el escritorio y el mueble de la computadora¨, pero tenía razon. La miro y queda tan bien al lado de la ventana. Pero noe s funcional ahí, en ese lugar. Y necesito una mesa cuadrada. Yo sé que va a ser difícil encontrar una que sea chica, que no choque con el escritorio. La mesita redonda va para la entrada. Total, necesito una mesa ahí. Pensé en poner velas de colores que tengo en el escritorio-y alguna luz. Va a quedar bien.

sábado, 19 de abril de 2008

Un agujero en el diente. Una masa de aire atrapada que todavía no salió. El humo por la ventana. Olor a gas y a quemado. Canciones de rock en conocida radio pop. Afuera y adentro los ruidos de ambiente. Un tipo que grita de repente, una nena que juega, un vecino estornuda,. Los de al lado aprietan el botón del baño y se escucha en mi pared. Muchos 168 y 127 que pasan por mi calle y paran en la esquina. Gente que empuja con y sin querer. Gente con buenas intenciones. Gente que no quiero lastimar y una lanza en vigilia permanente que no puede, que no sabe discernir. Pulsión.
Un escudo pesado de hierro que ya no sirve a menos que para hastiarse de la propia defensa.

jueves, 17 de abril de 2008

Fuí a la médica china, es una sabia. Apenas me vió, me toco la mano y dijo ¨energía agotada¨ y ¨hay que limpiar la casa¨. Creo que yo ni le había dicho que me mudé cuando me lo dijo. O si. Pero iguale s sabia. Y cuando habla de limpiar habla de las energías, de la sal gruesa para barrer la energía estancada. Faltan legumbres y manzana roja. OK. Otras cosas también: higado no funciona bien. Me da los polvitos marrones.
Almargen: qué difícil es hacer todo lo que uno quiere cuando se está ante una movilización tan grande.
Me acabo de perder una peli cuya entrada saqué anticipada. Simplemente no tengo energía y mucho menos ganas de lamentarme. El tiempo pasa volando y se hace lo que se puede.
Estoy colapsada, como desfuncional. Dejé de hacer cosas para cuidar mi salud (todo también está incluído) por la fiebre o lo que sea que me esté pasando y me sentí mal, pero ahora estoy mejor.
El frío me vuelve entrópica, filosófica y, por sobretodas las cosas, vueltera. Lo mas raro es que afuera hace calor y adentro hace frío. Debe ser la masa de aire que se quedó como atrapada, dijo mamá.

Internet salvadora. Respondo mails de trabajo, pero en este estado no hay ventaja que valga. Fiebre y el calefón que no prende. Creo que, en algunos casos, trabajar con gente alrededor no está nada mal. Espero y recibo llamados de todo tipo, espero a madre para ir a la médica china, leo diarios por internet, bosquejo críticas de películas que escribo de a fragmentos (ya tienen destino). Amiga M. (la que hace poco cumplió 35 y es mamá) llama justo cuando no puedo atender, igual que ayer. Amiga N. deja un mensajito que transmite buena onda.
Todo está en calma, parece. Pero yo tiemblo. Mal.
Recuerdo ese proverbio chino: ¨esto, también pasará¨. Esperemos.

martes, 15 de abril de 2008

Descubrimiento hoytscístico baficiano + otros

Vivir a exactas cinco cuadras del Abasto (sí, el shopping) no es garantía de llegar a horario a las películas que quiero ver.
Mas bien, todo lo contrario.

Almargen, todo bien que mudarse sea la re movilización, que repercute en el cuerpo y todo eso, pero basta de incubar cosas raras, osea, no suelo paranada enfermarme y ahora los dolores pasan de un lado a otro del cuerpo, como recorriéndolo despacio, como no queriéndose ir. Ahora el tiempo y todo es distinto. No puedo siquiera pensar como antes, simplemente no, el camino que toma mi mente y mi accionar es otro.A veces me aterra, pero estoy ahí, yo de todas formas, incluso mas yo que antes, una yo al cuadrado, al tercio, sin prolegómenos ni máscaras: yo.
Terror a no poder volver a estudiar ni a leér ni a escribir ni nada como alguna vez supe que tenía que hacerlo, como alguna vez lo hize. Mi visión está borrosa pero segura. Me siento epicentro y no me gusta. Afuera parece igual, incluso más pequeño. Sería como, quizás, volverme alta de repente. Torpe, más torpe. ¿Sería bueno? No, dejenme así. Igual, no logro decir lo que quiero decir. Otros juegan a adivinarme y eso resulta exasperante. Un ataque terrorista en contra de la libertad, de cierto sentido del misterio. Exagero, pero no importa. Exajero tanto.
Miedo, entonces, a no poder reproducir lo cotidiano como antes, como casi antes, como antes que antes o como nunca pude y como siempre quise. Vuelvo a ese punto cero pero estoy ahí. Aquí. Acá. Presente.
El foco está en otra parte y desde lejos no se ve. Pero no tan lejos, mirá. Mira bien. Fijate. Bastante bien, eh. Pero cuidado. Mucho cuidado. De todas maneras, era esto lo que querías nena. Ahora, bancatelá.

sábado, 12 de abril de 2008

Diálogo con amigo

- Y? fuiste al final a sacar las entradas?
- No, me quedé limpiando. De última iré un poco antes a las que quiero ver: si no hay ya fue, sino pago cuatro pesos, pero no me da para salir un sábado a la mañana para eso, ya no me da, aunque me quede cerca.
- Tanto quilombo tenés?
- Y si boludo, no es fácil vivir sola. Te cambian muchas prioridades así, al toque.
- Pero es por eso nada mas?
- Justamente. Tengo que limpiar, cocinar, el termotanque anda mal, hace frío, estoy indispuesta, por momentos me duele la muela (y eso que ayer fui al dentista), no logro encontrar un peinado normal, soy mujer y, como para terminar, tengo un poco de fiebre y un síntoma crónico que se llama déficit de atención. Te parece poco?
- Bueno che, no exageres.
- No exagero, es la verdad.
- ¿Querés ir a la feria de diseño? Hay cosas re lindas para la casa.
- ¿Vos me estás cargando?
- ...............
- Ok, perdoname. Estoy inaguantable.

miércoles, 9 de abril de 2008

Hace un rato y un poco ayer a mitad de la noche, insomne escuchando sonidos de violencia ajena mientras se intenta dormir, estrenar el llanto en un ambiente como si fuera un virus incubado durante todo un lapso plagado de tantas emociones. Tenue pero creciente, como el miedo y la alegría que provoca. Un grán subeibaja.
Estrenar la fiebre, el dolor de muelas, y muchas otras cosas como si fueran trámites. Extraña capacidad de desapego. Ahora, algo reclama las horas. Estrenar un espacio como se estrena una taza, una toalla, una alfombra, una heladera, un microondas. Estrenar como se toma un desayuno, se merienda y se cena con esa sensación de soledad desértica (que, incluso, a dos días de tener internet ya resulta poética). Esa necesidad de recurrir a lo básico: dormir, leér o mandar mensajes de texto, pedir una cerveza o una pizza, bajar a buscar el pedido cuando estabas leyendo en la cama y a veces no te dás cuenta lo que tenés puesto y cuando te mirás en el espejo en el ascensor, por un lado te tenés un poco de lástima y te arreglás, pero al mismo tiempo sentís algo así como emocionante, onda ¨si el chico del delívery está bueno lo puedo invitar¨.
¿Y que? te olvidaste el envase de cerveza, subis rápido (un segundo, le decís) y notas que sí, la parte cruzada del corpiño de atrás se te re ve porque tenés la musculosa dada vuelta y cuando subís, tratás de disimularlo con algo encima y notás una ciera sonrisita tenue y servicial del chico del delívery mientras pensás ¿y qué? podría estar con mi novio. Pero la realidad es que no tenés novio y no hay nadie arriba (qué triste, no?, en especial por la botella de cerveza) y, cuando cenás tu pensamiento recae, tratando de ser lo más autobondadosa posible, que estás mas sola que un perro en el desierto.
Elegís con certeza, como si la decisión la estuviese tomando alguien que sabe perfectamente lo que necesitás. Por algo elegíste ese cuadro, The three graces de Boticcelli, en el bazaar de la esquina. Por algo el color lila y violeta del mandala que pintó mamá y la pantalla amarilla para la luz (con el lila hacen combinación rara, pero linda) que también ella eligió porque, para vos a veces todo está bien, en especial cuando estás cansada o no querés tomar decisiones.
Está bien (a veces todo está bien). O no. Hay que dejar que desague. Lo que resta contar (y ocurrir) se va a ir escribiendo solo. En el papel o en la vida. Ahora, por lo menos puedo escribir. Y estoy emocionada.

lunes, 7 de abril de 2008

Casa nueva, blog nuevo

Aunque todavia no haya nada nuevo.

Just wait.
Muack.